Con 1.6 millones de respuestas recopiladas todos los días, tenemos bastante claro lo que distingue a una buena encuesta. Puede que ya tengas en mente las preguntas correctas, pero la forma en que las redactes puede marcar la diferencia entre obtener percepciones valiosas y resultados engañosos.
Si las preguntas de la encuesta están mal formuladas, esto podría sesgar las perspectivas de los encuestados o llevarlos involuntariamente hacia una respuesta inexacta. Una pregunta bien escrita les permite responder con honestidad, sin confusión ni prejuicios. Debes guiarlos claramente, sin empujarlos hacia un lado o el otro.
Por este motivo, antes de comenzar a escribir tus preguntas, asegúrate de no caer en ninguno de estos cinco errores comunes en las encuestas.
Este es el error número 1 en las encuestas. Las preguntas nunca deben estar formuladas de manera tal que persuadan al lector para estar a favor o en contra de un tema. Por lo general, puedes detectar que una pregunta está sesgada cuando presenta una redacción que atenta contra la neutralidad.
Mala pregunta: ¿Cuán bajo era Napoleón?
La palabra “bajo” inmediatamente trae imágenes a la mente del encuestado. Si la pregunta se reescribe de manera que suene neutral, puede eliminarse el sesgo.
Buena pregunta: ¿Cómo describirías la estatura de Napoleón?
Las preguntas sesgadas también pueden incluir adiciones innecesarias.
Mala pregunta: ¿Los padres que se preocupan por sus hijos deberían utilizar asientos infantiles en el auto?
La frase "padres que se preocupan por sus hijos" desvía la atención de los encuestados sobre el tema. En lugar de hacer esto, mantente enfocado en el objetivo e incluye solo aquello necesario para la pregunta.
Buena pregunta: ¿Crees que debería exigirse que se coloquen asientos especiales para niños en los autos?
Las preguntas tendenciosas son aquellas que están escritas para obligar al encuestado a responder de una manera que no refleja su opinión o situación de forma precisa. Este error clave en una encuesta puede desorientar a tus encuestados y contribuye significativamente a que estos abandonen la encuesta.
Mala pregunta: ¿Dónde disfrutas beber cerveza?
Al responder esta pregunta, el encuestado está anunciando que bebe cerveza. Sin embargo, a muchas personas no les gusta la cerveza o no beben alcohol y por lo tanto no podrán responder honestamente.
Usualmente, las preguntas tendenciosas pueden evitarse mejor al hacer una prueba anticipada de tu encuesta para asegurarte de que todos los encuestados pueden responder con honestidad.
En el caso del ejemplo anterior, puedes elegir hacer una pregunta preliminar para saber si el encuestado bebe cerveza y, luego, puedes usar la lógica de exclusión para que aquellas personas que no beben cerveza puedan omitir las preguntas que no aplican en su caso.
¿Qué es una pregunta compuesta? Es uno de los errores más comunes en las encuestas. Una pregunta compuesta es aquella en la que obligas al encuestado a responder dos preguntas a la vez. Es una gran forma de arruinar los resultados de la encuesta.
Las preguntas de las encuestas siempre deben estar escritas de forma que solo se mida una cosa. Si una pregunta tiene dos asuntos, será imposible saber cómo el encuestado pondera los diferentes elementos involucrados.
Mala pregunta ¿Qué tan satisfecho o insatisfecho estás con respecto al sueldo y las prestaciones laborales de tu trabajo actual?
En el caso del ejemplo anterior, tendría más sentido dividir la pregunta en dos partes; satisfacción con el pago y satisfacción con las prestaciones. De otra manera, algunos de tus encuestados responderán la pregunta dándole más peso al pago y otros responderán dándole más peso a las prestaciones.
Buenas preguntas: ¿Qué tan satisfecho o insatisfecho estás con respecto al sueldo de tu trabajo actual? ¿Qué tan satisfecho o insatisfecho estás con respecto a las prestaciones laborales de tu trabajo actual?
También es fácil hacer que una pregunta tenga dos sentidos cuando los encuestados deben considerar más de un grupo.
Mala pregunta: ¿Cuán útil será este libro de texto para los estudiantes y los jóvenes profesionales del campo?
Ahora el encuestado se ve forzado a responder una sola cosa para ambos grupos. En lugar de eso, divide la pregunta en dos; una que mida la utilidad para los estudiantes y otra que mida la utilidad para los profesionales.
Buenas preguntas: ¿Cuán útil será este libro de texto para los estudiantes? ¿Cuán útil será este libro de texto para los jóvenes profesionales del campo?
Las expresiones absolutas en las preguntas colocan a los encuestados en una posición en la que no pueden ofrecer comentarios útiles. Estas preguntas suelen tener opciones de tipo “sí/no” e incluyen palabras como “siempre”, “nunca”, “todo”, “nada”, “cada vez, etc.
Mala pregunta: ¿Desayunas siempre? (Sí/No)
Si se lee de forma literal, el ejemplo anterior obligaría prácticamente a todos los encuestados a responder "No". De hecho, algunos encuestados podrían interpretar que la pregunta apunta a si toman un desayuno completo cuando tienen la oportunidad.
La inflexibilidad de los absolutos hace que las preguntas sean demasiado rígidas para usarlas en una encuesta. En lugar de eso, la pregunta debería tener una variedad de opciones con las que las personas se sientan más cómodas para elegir.
Buena pregunta: ¿Cuántas veces desayunas en la semana? (Todos los días/De 5 a 6 días/De 3 a 4 días/De 1 a 2 días/No suelo desayunar)
Independientemente de quién responda la encuesta, usa un lenguaje claro, conciso y sencillo. Evita el uso de acrónimos, términos técnicos o jerga que pueda confundir a los encuestados. Y asegúrate de dar definiciones o ejemplos si necesitas incluir términos o conceptos complicados. De esa forma, te asegurarás de que casi todos puedan responder tus preguntas fácilmente y de que estén más inclinados a completar la encuesta.
Mala pregunta: ¿Tienes una tablet?
Buena pregunta: ¿Tienes una tablet? (Por ejemplo, un iPad o una tablet de Android)
Mala pregunta: ¿En qué estado de limpieza se encontraba la habitación?
Buena pregunta: ¿Cuán limpia estaba la habitación?
Generalmente, deberías esforzarte por escribir preguntas usando un lenguaje que pueda comprenderse fácilmente. Sin embargo, ciertos grupos de muestra podrían tener una base de conocimientos que permitiera que el uso de términos e ideas más difíciles sea una opción viable.
Pregúntate si los encuestados tienen una comprensión profunda de ciertos eventos, términos y asuntos que se abordan en la encuesta. Mientras más puedas enfocarte en escribir buenas preguntas, en oposición a explicar las cosas en términos comunes, mejor.
Por ejemplo, si estás encuestando a los pacientes de un hospital, es recomendable que evites el uso de vocabulario médico. Sin embargo, si tu muestra de encuesta está conformada por doctores, tiene sentido hacer preguntas más especializadas y utilizar un vocabulario médico de mayor complejidad.
Si evitas estos cinco errores comunes al escribir tus encuestas, estas serán más efectivas, tus datos serán más precisos y tus encuestados finalizarán sus encuestas con gran satisfacción, ya que habrán podido compartir su opinión de forma honesta y precisa. ¡Todos ganan! Ahora ponte manos a la obra y comienza a crear esas preguntas.
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